Robledal de Santa Irene (A Coruña)

La naturaleza más clásica en el Camino

Puntos de Interés Observer®

Temáticas científicas



¿Por qué es interesante este Punto de Interés?

Llegando a Arca, apenas a 3 km del núcleo de Pedrouzo, el Camino se desvía, para poder observar de cerca la naturaleza gallega más clásica. El robledal de Santa Irene está formado por un bosque autóctono de robles y brezales, que son capaces de vivir fácilmente en suelos ácidos. La observación calmada de los árboles permitirá descubrir infinidad de musgos que acompañan a los robles. En medio del robledal la ermita de Santa Irene, sencilla pero muy laboriosa, habla de la huella del ser humano en esta obra natural.


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    La perspectiva aérea es asombrosa, pues un robledal de más de 3.000 m2 rodea una sencilla ermita de finales del siglo XVII, llamada ermita de Santa Irene. Cuenta la historia que en el año 1808 las tropas de Napoleón robaron sus objetos más valiosos, para después dormir en las cercanías de la Iglesia de Arca. Alrededor de ella, un masivo robledal de especies autóctonas de Quercus robur y Quercus pyrenaica.

    Flora y Fauna

    A medida que se avanza en esta etapa del Camino, los robledales y los pinares son gradualmente sustituidos por eucaliptales, que mientras que en el entorno de Arzúa suponían un 5% de la flora, llegan a un 23% en esta zona de O Pino. Casi el 50% del área que rodea a Arzúa y O Pino es destinada a la agricultura.

    En esta zona, convive con la flora una gran variedad de aves, como por ejemplo la abubilla (Upupa epops), el aguilucho cenizo (Circus pygargus), el alcaudón dorsirojo (Lanius collurio), el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), el cuervo pequeño (Corvus corone) o la oropéndola (Oriolus oriolus), entre muchas otras. También, aves típicamente nocturnas como el mochuelo de orejas (Otus scops), el chotacabras (Caprimulgus europaeus), la clásica lechuza común (Tyto alba) o el cárabo común (Strix aluco).

    En el bosque, los seres que más abundan son los invertebrados, de los que podemos destacar los coleópteros escarabeiformes como la “vacaloura” (Lucanus cervus), uno de los insectos más singulares que se encuentran en el Camino

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